No obstante, como se ha podido observar, los agentes investigadores de la Sección de Seguridad, construyeron una identidad que los diferenciaba del resto de los organismos policiales. Su carácter civil, el perfil de policía científica, su experiencia y conocimientos profesionales desarrollados en el ámbito de la investigación criminal, definían una organización propia, que le hizo difícil integrarse a un solo cuerpo de policías a nivel nacional.

Considerando estos elementos, las autoridades de la época, intentaron solucionar esta situación mediante el Decreto Supremo Nº 4.052 de 1929 que creó la Dirección de Investigaciones, quedando a cargo del antiguo Jefe de la Sección de Seguridad, y entonces coronel de Carabineros, Carlos Dinator Espínola.

Finalmente, la Ley Nº 5.180 del 19 de junio de 1933, consagró definitivamente la autonomía administrativa de los oficiales investigadores, estableciendo que los Servicios de Investigaciones, Identificación y Pasaportes eran una sola repartición de carácter civil, dependiente del Ministerio del Interior. Esta decisión gubernamental formalizó, reconoció y oficializó la identidad profesional de los detectives construida durante las décadas previas.