Es así, como en 1964, nace la primera Unidad Antinarcóticos de la Policía de Investigaciones de Chile, denominada Brigada de Represión del Tráfico de Estupefacientes y Juegos de Azar, conocida popularmente como BEJA. Este hecho significativo convirtió a la PDI en la institución más antigua en Sudamérica en contar con una rama especializada en el combate a las drogas. La capacidad para interpretar la problemática delictual de la organización una vez más quedó de manifiesto: los delitos relacionados a las drogas y el narcotráfico se convertirían en una de las amenazas más relevantes para la seguridad y la paz mundial. En 1993 la especialidad antinarcóticos de la PDI se agrupa bajo la dependencia de la Jefatura Nacional Antinarcóticos y en 2012, considerando la complejidad de los delitos vinculados al narcotráfico, pasa a denominarse Jefatura Nacional Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado.
De igual modo, la Policía Civil fue construyendo experticias en un amplio abanico de problemas delictuales que afectaban a la población. En este sentido, y con la idea de extender el campo profesional y convertirse en una asistencia técnica en materias relacionadas con la detención de menores de edad, es que en 1966 se creó la primera “Sección Especial de Menores”, cuya misión principal fue perseguir los delitos protagonizados por niños y jóvenes.
A mediados de 1974, se creó la “Brigada Femenina” que además de continuar trabajando en el tema de los menores infractores de Ley, se ocupaba de asistir a los diferentes Juzgados, no sólo en casos de niños y jóvenes delincuentes, sino que además en el resguardo de los derechos por los que velaban los Tribunales como eran el cumplimiento de órdenes de arresto por no pago de pensión alimenticia; retiro y entrega de menores; ubicación de alimentarios, entre otras. Estos son los antecedentes que originaron las futuras Brigadas Investigadoras de Delitos Sexuales y Menores, que en 2004, pasaron a depender de la Jefatura Nacional de Delitos Contra la Familia
Por otra parte, las primeras investigaciones relacionadas con el ámbito patrimonial y económico las realizó la Sección de Investigación de Delitos Económicos – Side-, en 1972, creada en virtud al aumento de delitos que afectaban al Estado, específicamente, infracción a la ley de cambio internacional y evasiones tributarias. Con el desarrollo de la economía global y de los delitos asociados al crimen organizado, en 1995 se estableció el Departamento de Análisis Criminal Financiero que dependía de la Jefatura Nacional Antinarcóticos. Sin embargo, producto de la evolución delictiva, requirió que estas capacidades investigativas tuviesen su propia especialidad. De este modo surgen la Brigada Investigadora de Delitos Económicos, Brigada Investigadora de Lavado de Activos, Brigada Investigadora de Delitos Portuarios, Brigada Investigadora de Propiedad Intelectual y la Brigada Investigadoras del Ciber Crimen. Todas ellas agrupadas en la actualidad en la Jefatura Nacional de Delitos Económicos.