El documento “Robo de vehículos en base a la intimidación o violencia de las personas” sintetiza el trabajo realizado en el segundo semestre de 2019 por la Jefatura Nacional contra Robos y Focos Criminales (Jenacrof) que, tras recopilar y analizar una serie de investigaciones del área, entrega una completa radiografía sobre la evolución del delito objeto de este estudio.
Tras describir la evolución de los modus operandi, (ver: https://www.pdichile.cl/centro-de-prensa/detalle-prensa/2020/01/10/la-evolución-del-robo-de-autos-modus-operandi), el análisis se centra en el destino de los vehículos sustraídos mediante los métodos conocidos como “portonazos”, “encerronas”, y el más reciente que se centra en los conductores de aplicaciones de transporte de pasajeros. Principalmente son cinco fines, tres de los cuales se vinculan a la comercialización, uno al uso personal y el último a la perpetración de otros delitos.
Imagen Nº 1: Destino de los vehículos robados.
Fuente: Jenacrof.
Uso personal: En sus indagatorias los detectives han identificado casos donde el ilícito se comete con la motivación de conducir automóviles de alta gama, ya sea en carreras clandestinas o buscando la acreditación o aceptación social en el ambiente delictual. En estos, el vehículo (frecuentemente de marcas como Porsche, Audi, Mercedes Benz y Maserati) es abandonado en la vía pública luego de su uso.
Ejecución de otros delitos: En sus inicios se comenzó a asociar al robo de cajeros automáticos, la sustracción de autos 4x4 o de alta gama, que por su potencia y rapidez facilitaban a las bandas criminales aplicar la “técnica del lazo, o irrumpir en joyerías y locales comerciales en la modalidad “alunizaje”. Actualmente, se ha extendido su uso en delitos de robo en lugar no habitado o asaltos a estaciones de servicio, donde buscan poder huir rápidamente.
Comercialización: Las modalidades principales se refieren a la venta en el extranjero, por piezas tras su desarme, o usando diversas técnicas de blanqueo como clonación, gemeleo o documentación falsa.
Imagen Nº 2: Técnicas de blanqueo de vehículos robados.
Fuente: Jenacrof.
De acuerdo al estudio, quienes apuntan a la venta en el extranjero actúan en gran parte por encargo de otras personas, habitualmente líderes de estructuras criminales que suministran herramientas a otros delincuentes. También hay casos que surgen por iniciativa propia cuando el sujeto tiene contactos que pueden comercializarlos sin contar con un pedido previo.
De igual forma, la modalidad de venta de piezas, accesorios o repuestos producto del desarme en el mercado informal, también puede darse por encargo o iniciativa propia.
En tanto, en el caso del blanqueo de vehículos para su reinscripción y comercialización al interior del país, el estudio de la Jenacrof precisa que la estructura criminal es mucho mayor a la que sólo se dedica a la sustracción, dado a que se debe cumplir con diversas funciones para alcanzar el objetivo final, que es la venta del automóvil robado.
También identifica, como modalidades principales, la clonación, el gemeleo, la falsificación de documentos con empresas falsas o de fachada y de las solicitudes de registro de facturas (SRF) para Aduanas.
En la “clonación” se utilizan los papeles de un vehículo de remate (con pérdida total) para darle una nueva vida a uno robado que presenta las mismas características. En tanto se entiende por “gemeleo” cuando se utilizan placas patentes falsas en un vehículo robado. Las otras tres técnicas, se vinculan a la falsificación de documentos a través de la creación de empresas falsas.
Un elemento relevante en estos delitos es su carácter lucrativo, puesto que los vehículos en los cuales se centran las bandas criminales tienen, en su mayoría, una alta valorización y por ende, generan una ganancia. Tanto así que, diversas investigaciones, han logrado detectar que por cada vehículo reinscrito y vendido se obtienen alrededor de 10 a 15 millones de pesos, donde el líder de la estructura podría acumular más de 300 millones de pesos al año.
A la luz de los antecedentes analizados, para la PDI, y en particular la Jenacrof, el estudio de los distintos fenómenos criminales cobra especial importancia para el diseño de nuevas e innovadoras estrategias de investigación, para así anticipar escenarios y combatir de manera eficiente y eficaz delitos que modernizan su actuar con la utilización de metodologías avanzadas.