En el año 1987 ocurrió un importante hito para el desarrollo de la victimología en nuestro país. El 17 de noviembre de ese año, y luego de 5 meses de ardua preparación, la Policía de Investigaciones inauguró el “Centro de Atención a Víctimas de Atentados Sexuales (Cavas)”, que se convirtió así en el primer centro victimológico del país y el segundo en Iberoamérica, tras el creado en Argentina en 1986.

La labor realizada por el Cavas, durante estos treinta años, es descrita por el jefe nacional de Delitos contra la Familia, prefecto inspector Richard Bórquez,  como “una contribución permanente en la reparación del daño psicosocial en víctimas de violencia sexual y sus familias, sin distinción de sexo, identidad de género, edad, etnia o religión. Desde su creación, ha atendido a 11.823 víctimas de violencia sexual y a sus familias. En la actualidad, más de 300 personas que han sufrido alguna experiencia de victimización sexual han recibido sus servicios de manera simultánea”.

Este proyecto pionero dio paso a la creación, en 1991, del Instituto de Criminología (Inscrim) para dar respuesta a una amplia y siempre creciente demanda por parte de la comunidad, de las redes asistenciales, del sistema judicial  y de la propia institución.

En la actualidad, el Inscrim define su misión como “colaborar en la investigación criminal de delitos sexuales efectuando evaluaciones periciales psicológicas a víctimas, imputados y testigos,  a requerimiento del Ministerio Público y de los tribunales de justicia; proporcionar una asistencia integral reparatoria a las víctimas de agresiones sexuales; reinsertar en la sociedad a los menores infractores; apoyar a los oficiales policiales y al Ministerio Público en la investigación de delitos complejos y de connotación pública; como también generar conocimiento especializado a través de producciones científicas, capacitaciones y relatorías en estas materias”.